Noche de museos y otras manchas (06/10/2007)
Resulta que de vez en cuando, casi por casualidad, leo algún anuncio de esos de propaganda que andan por ahí colgados. La verdad que leo muchos, pero pocos me llaman la atención, en general por el diseño o por la imagen, pero este me llamó la atención por el texto: "La noche de los museos"
Es un evento que se hace una vez por año en Buenos Aires en donde se abren los museos por la noche y hay una serie de actividades, recitales, DJ, intervenciones lumínicas y urbanas y todas esas cosas muy artísticas. Este año, nos dijimos, vamos a ir.
Tarde de sábado entramos a la página web del evento y empezamos a ver las diez millones de actividades que había desde las siete de la tarde hasta las dos de la mañana, y dijimos: vamos a ir acá y acá y después acá y más allá y lo otro también esta interesante y aquello y huuuu mirá esto, no pero no me gusta, yo quiero ir a este otro y aquel no me interesa y este debe estar bueno, imprimamos los mapas, hagamos un documento de guía, hijo se queda con abuela, LaPaka se va a bañar, miro el reloj son como las seis de la tarde. Ejem, no fuimos a pintar al parque, yo te prometo que mañana vamos a pintar al parque, dice ella. Bueno, digo yo, con cara de puchero.
Y nos fuimos raudamente al centro cultural Borges donde empezaríamos a rodar la rueda de la noche. La avenida 9 de julio cortada, un quilombo de transito como si fuera lunes a las cinco de la tarde y peor porque había autos estacionados por todos lados. Al final llegamos temprano, digamos a las 19 en punto, y nos fuimos a pintar mural.
LaPaka entró les dijo quiero verde quiero amarillo y se fue a darle al papel de escenografía sin tapujos. Yo me quedé mirando, y dije, y bueno, dame negro.

En una hora más o menos liquidamos el asunto, esperate que le pongo un toque de rojo y listo. Ahh, bueno mientras vos hacés eso yo le arreglo un poquito acá abajo y nos vamos


Terminamos, nos fuimos a ver los pabellones, arriba la obra de un arquitecto art-decó y otras yerbas, me gustó, me gustó mucho. Francisco Salamone creo. No esperen de mi una crítica de arte porque no, imposible, me gustó mucho poquito o nada y eso ya es un plus. En la escalera había unas chicas que siseaban, shisheaban digamos, mientras subían con pasos espasmódicos y después bajaban, vestidas a la onda de los años cuarenta. Algo así como no-danza no-teatro se llamaba la puesta, ni danza ni teatro nos pareció. Después pasamos por unas mesitas donde un mozo servía champagne, pasamos un par de veces, y la última muestra que vimos nos pareció buenísima y no sé si era por las burbujas o por otra cosa. "Diario intimo 3D" de Adrián Villar Rojas, dedicada con amor a Kurt Kobain, o al menos eso parecía. Yo me colgué del aro de basquet que era parte de la muestra, hice que me colgué para no dañar no tocar la obra, la toqué un poco es cierto, la vigilancia no dijo nada, foto bandera y vincha, nos fuimos al Recoleta a hacer la coleta.

El Recoleta repleto de gentes y señoras gordas y flacas con anteojos y vestidos de noche, señores con camisa a rajas y moñito a lunares, Berlin Art exchange, donde había fotografías bastante interesantes algunas con muchachos mostrando su anatomía exhubertante y berante. Ohshhh no saben que hacer para llamar la atención... Me gustaron y también los comentarios que hacía la gente. Por el lado argentino Nicola Constantino, buenas fotos pero me parecen un asco. ¿Vos leiste el concepto?, me dice LaPaka. No, no leí, que pena no pude terminar porque nos llama amiga que está esperándonos en el Palais de Glace.
Entramos al Pale de Glas, voy al baño, hombre joven con mascara de calavera pintada en birome azul se cruza escaleras abajo. Esto es muy extraño, pensé, pero me olvidé del asunto en el mingitorio. Muchas muchas gentes y obras y cosas muy interesantes, tengo que volver otro día.

Dimos vuelta en el sentido contrario a las agujas del reloj, pa dejar en claro que vamos en contra, apreciando las obras por aquí y por allá, llegamos al lugar de hagaló usted mismo, LaPaKa siempre primera en su género se mandó consiguió una silla en el salón atestado y se puso a hacer collage.

Yo me puse a dibujar en el piso con pasteles al oleo y me salió lo primero que tenía en la mente, después metí con placer, con placer, el dedo en el envase de plasticola, y embadurné el dibujo, meter el dedo en la plasticola es hermoso, recomendado no sé para qué pero recomendado al fin. Amiga Cuni también consiguió silla y se hizo unas geometricidades cuadráticas repetídicas. Uf perdón no les saqué fotos a sus trabajos chicas, yo egomio le saqué a lomio y nada más.

Terminamos, salimos, yo nene chiquito quiero volver a ver el pasillo de arriba, nene nene volvemos otro día dijeron las mujeres, ahora es hora de comer la comida para ser grande y crecer, pero yo quiero seguir museosando por ahí, y nosotras querer comer, ellas no dijeron que les dolían los pies pero podrían haberlo dicho, yo querer volver al Recoleta yo querer seguir museosando la noche, ellas querer cenar.
Fuimos a cenar.
Y a casa.
Yo seguir con cara de nene sin caramelo hasta el día siguiente, que, ¡Oh! salir al parque a la mañana y ver un montón de gente con caballetes y pinturas. ¡Oh!, y yo no los invité. Pues parece que el museo Sivori había organizado un concurso de manchas mañanero del que no nos habíamos enterado.

Al final tampoco fuimos a pintar al parque el domingo, la mañana perteneció al supermercado, la tarde estaba para quedarse a dormir la siesta y nos quedamos a dormir soñando con caballetes de aluminio que se volaban al viento, y la pintura que también se volaba.
Es un evento que se hace una vez por año en Buenos Aires en donde se abren los museos por la noche y hay una serie de actividades, recitales, DJ, intervenciones lumínicas y urbanas y todas esas cosas muy artísticas. Este año, nos dijimos, vamos a ir.
Tarde de sábado entramos a la página web del evento y empezamos a ver las diez millones de actividades que había desde las siete de la tarde hasta las dos de la mañana, y dijimos: vamos a ir acá y acá y después acá y más allá y lo otro también esta interesante y aquello y huuuu mirá esto, no pero no me gusta, yo quiero ir a este otro y aquel no me interesa y este debe estar bueno, imprimamos los mapas, hagamos un documento de guía, hijo se queda con abuela, LaPaka se va a bañar, miro el reloj son como las seis de la tarde. Ejem, no fuimos a pintar al parque, yo te prometo que mañana vamos a pintar al parque, dice ella. Bueno, digo yo, con cara de puchero.
Y nos fuimos raudamente al centro cultural Borges donde empezaríamos a rodar la rueda de la noche. La avenida 9 de julio cortada, un quilombo de transito como si fuera lunes a las cinco de la tarde y peor porque había autos estacionados por todos lados. Al final llegamos temprano, digamos a las 19 en punto, y nos fuimos a pintar mural.
LaPaka entró les dijo quiero verde quiero amarillo y se fue a darle al papel de escenografía sin tapujos. Yo me quedé mirando, y dije, y bueno, dame negro.

En una hora más o menos liquidamos el asunto, esperate que le pongo un toque de rojo y listo. Ahh, bueno mientras vos hacés eso yo le arreglo un poquito acá abajo y nos vamos


Terminamos, nos fuimos a ver los pabellones, arriba la obra de un arquitecto art-decó y otras yerbas, me gustó, me gustó mucho. Francisco Salamone creo. No esperen de mi una crítica de arte porque no, imposible, me gustó mucho poquito o nada y eso ya es un plus. En la escalera había unas chicas que siseaban, shisheaban digamos, mientras subían con pasos espasmódicos y después bajaban, vestidas a la onda de los años cuarenta. Algo así como no-danza no-teatro se llamaba la puesta, ni danza ni teatro nos pareció. Después pasamos por unas mesitas donde un mozo servía champagne, pasamos un par de veces, y la última muestra que vimos nos pareció buenísima y no sé si era por las burbujas o por otra cosa. "Diario intimo 3D" de Adrián Villar Rojas, dedicada con amor a Kurt Kobain, o al menos eso parecía. Yo me colgué del aro de basquet que era parte de la muestra, hice que me colgué para no dañar no tocar la obra, la toqué un poco es cierto, la vigilancia no dijo nada, foto bandera y vincha, nos fuimos al Recoleta a hacer la coleta.

El Recoleta repleto de gentes y señoras gordas y flacas con anteojos y vestidos de noche, señores con camisa a rajas y moñito a lunares, Berlin Art exchange, donde había fotografías bastante interesantes algunas con muchachos mostrando su anatomía exhubertante y berante. Ohshhh no saben que hacer para llamar la atención... Me gustaron y también los comentarios que hacía la gente. Por el lado argentino Nicola Constantino, buenas fotos pero me parecen un asco. ¿Vos leiste el concepto?, me dice LaPaka. No, no leí, que pena no pude terminar porque nos llama amiga que está esperándonos en el Palais de Glace.
Entramos al Pale de Glas, voy al baño, hombre joven con mascara de calavera pintada en birome azul se cruza escaleras abajo. Esto es muy extraño, pensé, pero me olvidé del asunto en el mingitorio. Muchas muchas gentes y obras y cosas muy interesantes, tengo que volver otro día.

Dimos vuelta en el sentido contrario a las agujas del reloj, pa dejar en claro que vamos en contra, apreciando las obras por aquí y por allá, llegamos al lugar de hagaló usted mismo, LaPaKa siempre primera en su género se mandó consiguió una silla en el salón atestado y se puso a hacer collage.

Yo me puse a dibujar en el piso con pasteles al oleo y me salió lo primero que tenía en la mente, después metí con placer, con placer, el dedo en el envase de plasticola, y embadurné el dibujo, meter el dedo en la plasticola es hermoso, recomendado no sé para qué pero recomendado al fin. Amiga Cuni también consiguió silla y se hizo unas geometricidades cuadráticas repetídicas. Uf perdón no les saqué fotos a sus trabajos chicas, yo egomio le saqué a lomio y nada más.

Terminamos, salimos, yo nene chiquito quiero volver a ver el pasillo de arriba, nene nene volvemos otro día dijeron las mujeres, ahora es hora de comer la comida para ser grande y crecer, pero yo quiero seguir museosando por ahí, y nosotras querer comer, ellas no dijeron que les dolían los pies pero podrían haberlo dicho, yo querer volver al Recoleta yo querer seguir museosando la noche, ellas querer cenar.
Fuimos a cenar.
Y a casa.
Yo seguir con cara de nene sin caramelo hasta el día siguiente, que, ¡Oh! salir al parque a la mañana y ver un montón de gente con caballetes y pinturas. ¡Oh!, y yo no los invité. Pues parece que el museo Sivori había organizado un concurso de manchas mañanero del que no nos habíamos enterado.

Al final tampoco fuimos a pintar al parque el domingo, la mañana perteneció al supermercado, la tarde estaba para quedarse a dormir la siesta y nos quedamos a dormir soñando con caballetes de aluminio que se volaban al viento, y la pintura que también se volaba.